martes, 2 de junio de 2009

REMEMBRANZAS

Como un eco del repicar de campanas,
aun guardo en mi memoria
la noticia que mi madre me daba
un septiembre veintiséis.
Hijo, de nuevo sos padre
y tú apenas con horas de nacida.

Con beneplácito y regocijo tu madre,
tu hermana y yo te dimos la bienvenida,
esperando tu llegada que resplandecería de nuevo
nuestro pequeño hogar.

Te miraba por primera vez
a través de un cristal envuelta
en sabanas color rosa.

Tu pequeño rostro
daba señales de mi herencia
y que viene de mi padre, tu abuelo.

Una pequeña nariz
cuya sombra escondía tu delicada boca
que dejaba entrever una sonrisa
como señal de aprobación.

Frágil y desvalida
te mostrabas como cualquier otro de tu edad.

Yo solo vislumbraba el futuro
que habría que forjarte
para que enfrentaras
las desavenencias de la vida.


Para Gabby

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